Toing!

-Lo que dice el jefe de familia es lo que debe ser y se respeta –dijo Don Viejito mientras asentía con la cabeza hasta que era forzoso detenerse para acomodar los lentes que resbalaban de su nariz

-No, no, no. Mi papá tiene que hacer lo que yo diga. –decía la hija con una sonrisa de oreja a oreja, producto tal vez de los charros negros que se había estado tomando desde hace ya más de una hora

-No, lo que él dice es lo que se hace –y sus lentes resbalaban nuevamente

-No, la otra vez no quería comer y le tuve que decir, ándale papá a comer, nada de que no tienes hambre, A COMER!. A mi nadie me viene con cuentos. Quesque quería unos chiles rellenos que no sé qué –don viejito se limitaba a hacer gestos de desaprobación y decir que no –¡¿Qué?!, ¿A caso yo le voy a andar preparando sus chiles rellenos??!!

-!Pues siií! –y Don Viejito soltaba una risa traviesa mientras dejaba entrever su único diente

-No!, eso sí que no, que cocinen mis hermanas, que para eso tengo 7. A mi eso de la cocina no se me da, a mi se me queman los huevos

-Noo. –repetía don viejito -Se debe hacer lo que el jefe diga

-A no son los huevos, es el agua… se me quema el agua, ni que fuera ninio –y suelta la carcajada – Esta Raque, ella sí que le cocine sus chiles y le haga lo que quiera, pero conmigo no, cuando yo estoy se hace lo que yo digo, aquí soy  como el gendarme.

-No, eso, eso no – y se acomodaba los lentes una vez más

- Es que Raque ella, ella es un pan, pero yo tio, yo soy un pastel.